Con el objetivo de transformar un hábito de consumo –la interacción desfavorable que sostiene el usuario con el contenedor de yogurt– el equipo de diseñadores se propuso plantear una solución estructural que generara una relación agradable entre el usuario y el sello de papel metálico del recipiente, sin comprometer una alteración significativa de las líneas de producción del empaque. El diseño final consiste en un sello de ruptura controlada que se transforma en un dosificador del producto y que cambia por completo el imaginario alrededor del empaque de la industria del yogurt. Con un movimiento del pulgar, una pieza plástica perfora el foil y se engancha en sí misma para conformar una boquilla cómoda y agradable para tomar. Se logra un menor desperdicio de producto por perforación involuntaria del papel de aluminio.
Lápiz de Acero 2015, categoría Empaques Estructurales