Mucho del primer cine colombiano terminó convertido en punteros de los cordones, en las fábricas de zapatos. Del drama del 15 de octubre (1915) primera película colombiana, se conserva un fotograma y de María (1922), que inaugura el cine de ficción, unos cuantos segundos. Y así, entre los fracasos económicos de los cineastas y un monopolio que prefería la distribución sobre la exhibición, la mayoría del cine silente colombiano desapareció. El alma de Colombia se refleja en esas primeras imágenes en movimiento, que retratan el optimismo de los primeros años del siglo. No podríamos asomarnos al país previo a la violencia bipartidista, si no fuera por el cine de los pioneros y por el trabajo ingente de los estudiosos archivistas y restauradores, que durante de la segunda mitad de siglo XX se lanzaron en una carrera contra el tiempo, por evitar que estos materiales, frágiles de por sí, y huérfanos por naturaleza, se perdieran para siempre. La historia de don Félix Joaquín, el pionero del cine en cuya vida se centra Entre Luces y Sombras VR, está plagada de eventos que lo convierten en protagonista de una trama dramática y de aventuras: desde su nacimiento el mismo año de la llegada del cine a Colombia, pasando por el viaje que lo llevó al a los Estados Unidos tras el cinematógrafo; su muy lograda película Alma provinciana (1926), fresco social de un país en plena industrialización y única del periodo silente que llega al presente completa y en su montaje original; su película jamás rodada Con el nombre de Isabel en los labios y finalmente su muerte que se produjo por mano propia, hacen que hablar de él sea un apasionante ejercicio de memoria, que nos obliga a mirar al pasado, para entender el presente del cine y del país. Entre Luces y Sombras VR, es una oportunidad para hablar del primer cine, del valor del patrimonio audiovisual y un homenaje a la generación que vio florecer sus ilusiones con la entrada del siglo, pero que las sepultaron durante el Bogotazo.
Entre Luces y Sombras, narra la vida del pionero del cine Félix Joaquín Rodríguez. En el momento que el usuario se pone las gafas toma el lugar protagónico y se traslada a inicios del siglo XX, presenciando momentos de la vida del cineasta, mientras interactúa con el espacio y el relato mediante los controles de las gafas. Esto último le implica resolver pequeños retos para avanzar la narrativa. En el capítulo III, el usuario se traslada a la plaza de Bolívar de Bogotá en los años veinte, en plenos carnavales estudiantes. El usuario toma el cuerpo de Félix Joaquín Rodríguez y ve todo desde sus ojos. Mientras se encuentra en el mundo virtual escucha a su musa Isabel, figura etérea que le explica que está a punto de filmar su primera película y escribir la historia del cine colombiano. Debe buscar entre la multitud a los personajes que aparecerán en Alma Provinciana (1926). No es cualquier época, Colombia se ha modernizado y en las calles obreros y estudiantes protestan contra un gobierno corrupto. Sus personajes reflejan un país en conflicto: La obrera, el campesino el gamonal y el estudiante conforman la trama de desigualdad social, amores y desamores. Una vez el usuario los ubique uno a uno entre la multitud, la cámara virtual que tiene al frente suyo se activará. Cuando los filme a todos, podrá ir a ese 13 de febrero de 1926 y ver la película en la pantalla del Teatro Faenza, como si viviera su estreno. Al filmar los personajes, el usuario se convierte también en pionero del cine colombiano. Este proyecto utiliza la técnica de paralaje para generar inmersión y profundidad en el entorno virtual. Los personajes bidimensionales y las animaciones 2D han sido ubicados en el espacio tridimensional del motor de programación y el universo visual se construye en torno al usuario. Adicionalmente se opta por una narrativa interactiva, que le permite al usuario navegar en primera persona el relato. Las época ha sido recreada en al ilustración con precisión histórica.