Este proyecto busca el posicionamiento del cacao colombiano como una materia prima premium en el mercado global partiendo de tres principales zonas productoras, participando con comunidades indígenas y desarrollando chocolate tipo exportación. En el empaque, fabricado en Maule e impreso por el revés, su nombre se destaca y es el primer recurso de diseño, es el oficio de una japonesa que describe y ve colores cada vez que prueba el cacao, expuesto sobre una paleta de color que parte del origen mismo. El empaque se basa en el antiguo arte del origami japonés; la caja por dentro, en el retiro, trae información para que el usuario pueda entender el origen y ubicar la región productora del cacao 100% colombiano.
Lápiz de Acero 2015, categoría Etiquetas