Nominados / La Bogotá de los Muertos. Borraduras y Permanencias en el Antiguo Cementerio de Pobres. Fotografía
Diseño:
Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, Bogotá
Diseño gráfico / Dirección de arte / Diagramación / Retoque de imágenes: Yessica Acosta Molina.Producción/Construcción:
Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, Bogotá
Edición / Coordinación editorial / Colaboración dirección de arte : Ximena Bernal Castillo. Fotografía : Ana Margarita Sierra Pinedo. Investigación y textos : Javier Ortiz-Cassiani. Investigación y textos : Eloísa Lamilla Guerrero. Gestor de imágenes : Alfredo Baron Leal. Correctora de estilo : Bibiana Castro Ramírez. Fotografía : Camilo Rodríguez Angulo. Fotografía : Óscar Díaz Galindo. Asistente de investigación : Yesid Humberto Hurtado.Las lógicas de segregación que ordenan la ciudad de los vivos se desdoblan en las necrópolis bogotanas. Esto resulta evidente en esta publicación, que adelantada desde el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural a través de su equipo de investigación y su Sello Editorial, se concentra en la exploración de un espacio funerario que, a pesar de hacer parte del Cementerio Central en Bogotá y colindar con su parte más apreciada (la elipse y el trapecio en donde se resguardan desde el siglo XIX a los muertos “ilustres” del país), ha sido desestimado del ámbito histórico y patrimonial de la ciudad. Los autores se adentraron en la historia del antiguo Cementerio de pobres desde perspectivas íntimas, a través de la exploración documental y de la observación detenida de las huellas que aún conserva el espacio. Atendiendo de forma particular al hecho de que este lugar acogió la muerte de las vidas menos “respetables”, es decir, aquellas signadas por una causa de muerte, religión o condición social que avergonzaban y no merecían ser recordadas, la publicación se propuso transmitir de forma sensible y sensitiva, el hecho de que en este cementerio no hay nombres completos, ni tumbas, ni cuerpos para visitar. Las reflexiones que plantea el Sello editorial a través de este título, incluyen las de cuestionar las formas mismas en que se valora o se desestima aquello que puede ser reconocido como patrimonio. Se trata de una publicación propuesta para generar conversaciones y nuevas narrativas con la ciudadanía, lejos de discursos y declaratorias oficiales, y así llamar la atención respecto a las omisiones que han estado a punto de borrar el lugar tanto de la historia como de su propio espacio físico. Desde el ámbito de una entidad pública cuyo sello editorial opera sin ánimo de lucro a favor del patrimonio cultural, la apuesta a través de La Bogotá de los muertos fue la de hacer visibles para un público amplio y no especializado, las borraduras que hablan de lo allí ocurrido.
Siendo el antiguo Cementerio de Pobres el protagonista de esta publicación, la propuesta planteada desde el diseño propuso un libro contenido en una caja, para evocar la experiencia de extracción de los cuerpos de un nicho funerario. La portada tiene la doble función: en el anverso, acercar al lector a una lápida sin nombre. En la contraportada, asomarse al vacío de los nichos deshabitados que conforman los columbarios. Las medidas del libro fueron pensadas para evitar el desperdicio de papel. La retícula planteada es cuadrada para continuar con la referencia a la estructura de las bóvedas. Esta cuenta con seis columnas y un margen generoso hacia el lomo para permitir cierto descanso visual. Los capítulos varían el color de fondo con una paleta sobria pero diversa (tonos grises, tierra y violetas) que buscan generar un ambiente acorde al contenido de la publicación. La tipografía propuesta fue Van Condensed de la familia Sans Serif. Es una fuente geométrica y condensada, cualidad que alude con su sutil estrechez a la precaria situación del cementerio. Para las citas se utilizó las tipografía Crimson Pro, una fuente serifada que permite un contraste entre el cuerpo de texto y las menciones a destacar por fuera de este. Para las mismas, se programaron los números con estilo grep en negrita para facilitar la lectura. Las cornisas se incluyen como referencia y “brújula” visual para el(la) lector(a). Desde un Sello Editorial inscrito en una entidad pública, y atendiendo a medidas de austeridad del gasto y restricciones técnicas (máximo 4 tintas, no usar pasta dura ni papeles especiales), se planteó la implementación recursiva de un colaminado y un contenedor que logran resolver de manera sensible las necesidades del contenido. El diseño toma distancia de un carácter institucional-formal así como de ciertos prejuicios sobre el patrimonio y lo público, para recurrir a una apuesta atractiva que desde lo gráfico busca generar vínculos entre públicos amplios con Bogotá.
2023-10-04
Los textos de los proyectos corresponden a los presentados por sus autores. No han sido editados por la organización del premio.
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