Los Centros Felicidad son equipamientos públicos culturales y recreo deportivos de la Alcaldía de Bogotá, emplazados para atender a distintas localidades de la ciudad, apuntando a poblaciones que carecen de estas ofertas. El caso del CEFE Chapinero es atípico, su localización en la calle 82 con carrera 11, en el corazón del sector más exclusivo de Bogotá, generó una respuesta hostil por parte de la opinión pública que veía con resistencia su ubicación. Las críticas se basaban en la idea de que la obra pública debe construirse en sectores con poblaciones desfavorecidas. Nuestra primera aproximación al proyecto paso por cuestionarnos la legitimidad de esta actuación. Construir un “club” para una localidad privilegiada con esfuerzos públicos parecía una acción ilegítima y cuestionable. La paradoja presente en este emplazamiento estaba en que, si bien el sector es valorado como un sitio exclusivo, es un lugar habitado por una gran cantidad de población flotante. Ciudadanos de toda Bogotá visitan diariamente Chapinero para trabajar, estudiar o recrearse, así que el impacto del equipamiento era realmente metropolitano, y cargaba con el peso de definir cómo realizar una actuación pública en un contexto de contrastes, donde las actuaciones privadas son exclusivas y por lo tanto excluyentes. La aproximación al diseño se da desde la valoración de este contexto, que entendemos como una locación con inmenso potencial en términos de su mensaje público. Con la característica típica de los grandes centros urbanos de las ciudades contemporáneas de ser en esencia lugares de encuentro. Partimos de la premisa de que el valor de los barrios originales que conforman esta zona de Bogotá, no estaba solo en sus casas originales (casi todas desaparecidas); sino realmente en sus elementos urbanos, su sistema de espacio público, su forma de ocupación, sus parques, plazas y alamedas. Espacios abiertos e incluyentes capaces de enlazar las actuaciones privadas.
Aporte de diseño
Concebimos la intervención como una apuesta contextual, pero no desde la similitud a la arquitectura del contexto, sino como una extensión del mayor valor del lugar, su urbanismo. El CEFE Chapinero se proyecta como la infraestructura más inclusiva en el lugar más exclusivo de Bogotá, una arquitectura que se aproxima al urbanismo. UN PARQUE VERTICAL, que lleva la actividad pública hasta la cubierta. La arquitectura desaparece, no es realmente un edificio, es un proyecto urbano, una extensión de la estructura urbana de la ciudad en vertical. Un símbolo de inclusión. La retícula ordenadora típica de la ciudad se extiende en vertical con cuatro pilares que son puntos de apoyo del sistema, tanto estructurales como conductores de redes. Al interior de la retícula, a la manera de las manzanas de la ciudad, se superponen las actividades que operan con autonomía. Sobre este sistema de orden las PLACAS TECTÓNICAS del bosque andino se desprenden del suelo como si de un movimiento geológico se tratara proyectándose en altura, constituyendo plazas, parques, alamedas y senderos peatonales herederos de la estructura urbana del lugar, diluyendo el límite entre interior y exterior, conformando espacios de vida pública que flotan en lo alto de la ciudad. Sus espacios evocan el concepto del ágora griega como lugares de encuentro que construyen comunidad. 5 ágoras se superponen en altura estableciendo múltiples relaciones con la ciudad, que van desde los ritmos altos del estrato de la calle donde se dispone la plaza cultural y el teatro urbano, pasando por la arena polivalente que se envuelve en las copas de los arboles; para llegar a la mitad del recorrido donde la infraestructura se perfora en sentido norte sur integrando los parques y alamedas vecinas y en el siguiente nivel las piscinas mirador se proyectan como un espacio de velocidad lenta que se direcciona a los cerros orientales para terminar el recorrido en la cubierta con un jardín central que se proyecta al cielo.
